Es un edificio majestuoso, ícono cultural y arquitectónico de la ciudad capital, que acoge en su seno diferentes expresiones artísticas. Fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad en 1987 por la UNESCO. Alberga diversas instituciones y compañías como el Museo Nacional de Arquitectura, Museo Palacio de Bellas Artes, Compañía Nacional de Ópera, Compañía Nacional de Danza, Ballet Folklórico de México de Amalia Hernández. Conoce en las siguientes líneas el teatro y sala de espectáculos más famoso de México donde han tenido lugar los más importantes actos políticos, musicales y culturales del país.
Historia
Al hablar del Palacio de Bellas Artes y su historia, es menester vincularlo al antiguo Teatro Nacional que data de mediados del Siglo XIX. Éste se constituía en el espacio más importante de México para la promoción de la cultura y de las artes. Llegado el Siglo XX se suscitó la necesidad de acometer proyectos de embellecimiento de la ciudad y sobre todo de su centro histórico. La Ciudad de México ameritaba una ampliación de sus espacios para la oferta cultural, remozar o restaurar los antiguos y a la vez incorporar estructuras que le dieran un aire de modernidad.
En un principio se consideró renovar el Teatro Nacional para darle a la ciudad un auditorio de mayor amplitud y acorde a los nuevos tiempos, sin embargo se decidió demolerlo y emprender la construcción de uno nuevo a pesar de que se iniciaron estos trabajos. El nuevo Teatro Nacional, llamado luego Palacio de las Bellas Artes, se ubicaría al lado de la Alameda Central, en el predio del antiguo Convento de Santa Isabel cerrado en 1861 después de estudios minuciosos para elegir su mejor ubicación. Su construcción estuvo supeditada a acontecimientos históricos importantes ya que los trabajos se iniciaron en 1904 bajo el régimen de Porfirio Díaz y se estimaba concluir en cuatro años. Problemas presupuestarios lo retrasan hasta que estalla la Revolución Mexicana en 1910.
Tras los problemas políticos y la recesión económica, su arquitecto el italiano Adamo Boari decide regresar a su país dejando la fachada y la parte exterior terminada más no así la cúpula. Después de un período de inactividad en su construcción, se retoman los trabajos en 1930. Se puede constatar que antes de la fecha sus espacios se usaban para eventos importantes de la ciudad ya que existía un gran interés para que la capital tuviera su teatro terminado. El arquitecto Federico E. Mariscal estuvo al frente del proyecto de culminación bajo la presidencia de Pascual Ortiz Rubio siendo 1932 el año en que se acometen los trabajos con la orden de concebir un espacio multifuncional.
La fuerte inversión que ameritaba y la obligación de culminar impone que se decrete como institución artística de utilidad pública y de carácter social, donde funcionarían varios museos. Se asumió el cambio de nombre, de Teatro Nacional a Palacio de Bellas Artes y fue concluido para marzo de 1934. El 29 de septiembre de ese año se inaugura formalmente bajo la presidencia de Abelardo L. Rodríguez, con la presentación de la obra de teatro de Juan Ruiz de Alarcón La verdad sospechosa en función de gala. Desde 1993 hasta el 2010 se cumplieron labores de construcción del estacionamiento subterráneo y restauración en el área de la platea, tramoya, plataforma, escenario, foso, acústica, salas de exhibición de los museos y las cúpulas.
Su Arquitectura
El estilo arquitectónico del Palacio de las Bellas Artes en su fachada exterior es neoclásico y el interior responde al Art Nouveau, un estilo muy en boga para la época en Estados Unidos y Europa. Los materiales predominantes para la estructura fueron el concreto y el acero con revestimiento en mármol. La escultura de bronce que engalana la cúpula es del artista húngaro Géza Maróti. Son cuatro mujeres que representan los cuatro géneros teatrales: el drama, el drama lírico, la tragedia y la comedia, coronadas con un águila devorando a una serpiente, simbología nacional perteneciente a la cosmogonía maya méxica.
En este mismo estilo se incorporan imágenes en herrería del dios Chaac y Tlaloc en el interior, dioses de la lluvia en ambas culturas respectivamente así como un guerrero jaguar y un guerrero águila sobre los arcos de las puertas laterales. El arquitecto Mariscal al retomar los trabajos decide cambiar el proyecto original de Boari y sustituye la ornamentación inicial por el estilo art déco.
Las esculturas en mármol que adornan la fachada del recinto fueron encargadas por el arquitecto responsable a los artistas Leonardo Bistolfi y André-Joseph Allar. La construcción del Palacio sobre suelo arcilloso ha originado el hundimiento de sus bases y puede observarse ese desplazamiento al compararlo con el borde de la calle.
La Actividad Museística en el Palacio de Bellas Artes.
El Palacio de Bellas Artes fue concebido como una institución patrimonial regente del arte y de la cultura. En su seno acoge varias expresiones artísticas siendo una de ellas la actividad museística. El 29 de noviembre de 1934 abrió sus puertas el Museo de Artes Plásticas considerado el más importante de México. Para ese momento tiene dentro de sus colecciones pinturas del siglo XVI, arte popular, pintura mural de ese año realizada por los artistas Diego Rivera y José Clemente Orozco, una sala de escultura mesoamericana y una sala de estampa mexicana.
Cambia su denominación en dos oportunidades. La primera, con la construcción del Palacio de Bellas Artes se crea el Instituto Nacional de Bellas Artes y cambia su nombre a Museo Nacional de Artes Plásticas en 1947 gracias al museógrafo y promotor Fernando Gamboa, junto a los pintores Julio Castellano y Julio Prieto quienes modificaron el proyecto y ampliaron la visión del arte mexicano con un ambicioso programa educativo y un plan de publicaciones que promovía el arte nacional.
Luego, desde 1968 se le llama Museo del Palacio de Bellas Artes y con él nace y se dinamiza el sistema de museos de arte en México. Dentro de sus colecciones más preciadas, están las obras que representan al famoso movimiento del muralismo mexicano. Son 17 los murales que integran esta colección realizados por Diego Rivera, José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros, Rufino Tamayo, Jorge González Camarena, Manuel Rodríguez Lozano y Roberto Montenegro. El mural más antiguo data de 1928 de Roberto Montenegro llamado “Alegoría del Viento” y trasladado al Museo en 1965. Podemos nombrar los murales que destacan como “El hombre controlador del universo” de 1934 de Diego Rivera.
Dicho mural fue encargado al pintor para el Centro Rockefeller de Nueva York pero fue vituperado y desmontado porque en la pieza se integraba un retrato del líder comunista soviético Lenín. También se encuentra un díptico o dos murales integrados en un tema: “Tormento de Cuauhtémoc” y “Apoteosis de Cuauhtémoc”, de 1950-1951, de David Alfaro Siqueiros; “Katharsis” de José Clemente Orozco, de 1934-1935; y “Nacimiento de Nuestra Nacionalidad”, 1952, de Rufino Tamayo. Estas piezas son algunas de las que integran esta colección famosa de reconocidos muralistas mexicanos y que forman parte del patrimonio cultural de la humanidad. También se organizan exposiciones itinerantes de arte clásico y contemporáneo de artistas mexicanos y extranjeros.
El Palacio de Bellas Artes también acoge en su seno otros museos como el Museo Nacional de Arquitectura, inaugurado en 1984 en el piso cuatro y que a través de la exhibición de colecciones permanentes o itinerantes, promueve el patrimonio arquitectónico mexicano. Entre los arquitectos más renombrados expuestos en el museo se encuentran Jaime Ortiz Monasterio, Adamo Boari y Carlos Mijares Bracho.
Sala Principal para espectáculos y otra más.
Dentro del Palacio de Bellas Artes también cuenta con hermosos espacios para la difusión y promoción cultural y artística. La Sala Principal es un escenario que acoge las temporadas de presentaciones de la Orquesta Sinfónica Nacional, la Compañía Nacional de Ópera, la Compañía Nacional de Teatro y La Compañía Nacional de Danza. Su aforo tiene capacidad para 1.677 personas y un escenario con 24 metros de longitud.
Fue provisto por un espectacular telón antifuego encargado a la casa Tiffany en Nueva York, único en el mundo encontrado en teatro de ópera alguno y armado como un rompecabezas de un millón de piezas de cristal opalescente que retrata al valle de México y los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl. Su techo es adornado por una hermosa lámpara diseñada por el artista húngaro Gezza Maroti teniendo como motivo a Apolo rodeado por las musas del arte.
La Sala Principal ha albergado espectáculos memorables de variados géneros. Recordadas son las presentaciones de la temporada de Ópera con una regia María Callas cantando en la Ópera Aída, Norma y Rigoletto. También se han presentado grandes orquestas sinfónicas del mundo y variados géneros musicales como jazz, música popular además del Ballet y danza tradicional. Esta sala también ha servido para la realización de las exequias y velatorios de cuerpo presente de grandes personalidades mexicanas y extranjeras que contribuyeron al arte y a la cultura en México.
Otra sala, segunda en importancia, es la Sala Manuel M. Ponce, en reconocimiento a éste ilustre músico mexicano. Ubicada en el primer piso ofrece actividades literarias, musicales, operísticas y exposiciones por enumerar algunas. Igualmente el palacio cuenta con la Sala Adamo Boari, auditorio donde se realizan conferencias, exposiciones y presentaciones editoriales, ubicada debajo del vestíbulo de la Sala Principal.
El Palacio de Bellas Artes sigue siendo el espacio más importante que tiene México para la formación, difusión y promoción del arte, la cultura y espectáculos. Es el escenario natural para grandes acontecimientos políticos y sociales. En los últimos años ha estado ligado a ciertas controversias. Se ha denunciado la alteración del estilo art deco de su Sala Principal incorporando características modernas que rompen con el diseño original y que atentan según las normas de restauración de teatros antiguos de la UNESCO. No queda más que apostar por las restauraciones venideras para integrar o suavizar las adopciones al nuevo estilo, que den como resultado una ornamentación ecléctica y felizmente integrada para el disfrute de los mexicanos.