Historia
Teotihuacán fue una de las ciudades más importantes de Mesoamérica. Se constituyó en un emporio político, comercial, social y militar donde conviven más de 150.000 habitantes en un área de 20 km. cuando la ciudad estaba en todo su esplendor y ejercía plena influencia en los territorios circundantes. Hay algunas hipótesis que hablan del enigma en torno al abandono de la ciudad por sus pobladores, entre ellas un voraz incendio, cuya decadencia y fin se infiere que fue en el siglo VII. Resulta todo un misterio y se desconoce cuál fue su nombre original, de dónde provenían sus primeros habitantes y la teoría exacta de las causas que propiciaron su abandono.
Hay suposiciones de que una parte de los teotihuacanos provenían del valle de Anáhuac y otra de Cuicuilco. No fue sino con el descubrimiento que hicieron los aztecas en el siglo XIV de las ruinas, cuando llegaron desde el norte y la bautizaron como Teotihuacán que significa “lugar en el que fueron creados los dioses”, otorgándole su cosmovisión sagrada al sitio y bautizando a sus principales monumentos como Pirámide del Sol y Pirámide de la Luna.
Teotihuacán como bastión de los estudios arqueológicos.
La ciudad de Teotihuacán se ha constituido en un bastión importante en el ámbito de la investigación arqueológica ya que es uno de los sitios más explorados en el área de Mesoamérica. Su descubrimiento y las diferentes excavaciones que permitieron develar todo el tesoro cultural y arqueológico que encierra, datan desde el siglo XVIII. Templos, pinturas murales, edificios, plazas, monumentos y pirámides abrieron un mundo de posibilidades para el desarrollo de los estudios arqueológicos y antropológicos en el país.
En los últimos años se han afianzado las diferentes instituciones del estado mexicano que lideran las investigaciones, valiéndose de un equipo interdisciplinario que sigue posicionando el pasado urbanístico de este complejo arqueológico y que avizora el desarrollo local. Sin embargo, a pesar de que la ciudad es objeto de investigación científica desde hace más de un siglo, sólo se ha podido explorar y excavar el 5% de sus espacios.
Y se hizo el Sol y la Luna.
Cuenta la leyenda que una vez los dioses se reunieron, por allá, por Teotihuacán, en los tiempos donde predominaba la noche. Planeaban la luz del nuevo día por lo que preguntaron quién llevaría la luz a cuesta. Tecuciztécatl, quien se encontraba entre los presentes se propuso pero faltaba alguien más. Todos temerosos no querían ir por lo que escogieron a Nanahuatzin y aceptó por el profundo amor que le profesaba a los dioses. Tecuciztécatl y Nanahuatzin ayunaban como acto de penitencia mientras preparaban sus ofrendas en tanto que los dioses preparaban el fuego de la roca divina.
Las ofrendas de Tecuciztécatl eran las más llamativas y preciosas. Plumas de quetzal, oro, copal, sangre de coral y espinas de jade. Nanahuatzin por su parte ofrecía plantas medicinales, ocote, cañas verdes, espinas de maguey. Cada uno de ellos subió a hacer penitencia en los montes construidos y dados por los dioses, lo que hoy son las pirámides del sol y la luna. Concluida sus penitencias, cada uno bajó y le fueron obsequiados tocados para su vestimenta. A Tecuciztécatl, plumas de garza y a Nanahuatzin, uno de papel. Los dioses se fueron reuniendo en torno al fuego y colocaron a los dos en el centro.
A Tecuciztécatl le ordenaron entrar al fuego por lo que ansioso se adelantó pero retrocedió con miedo por el ardor del fuego. Intentó regresar una y otra vez y no pudo cumplir la orden. A Nanahuatzin le ordenaron lanzarse a las llamas en ese momento, decidido, cerró los ojos, llenando de valentía su corazón se arrojó a las llamas para arder en el fuego divino. Tecuciztécatl, inspirado por la decisión de Nanahuatzin, venció su miedo y se lanzó al fuego, pero resultó tarde. Un águila descendió al fuego cuando repentinamente un ocelote cayó dentro apagando casi las llamas. De este suceso se explica el oscuro plumaje del águila y las manchas del ocelote.
Hecho ésto los dioses esperaron la aparición de Nanahuatzin en el firmamento como un sol. Y apareció por el oriente con un rojo incandescente hiriendo los ojos a quien lo ve directo pero proporcionando calor. Tecuciztécatl apareció momentos después brillando con igual intensidad y tuvieron una disyuntiva de qué hacer con dos soles por lo que agarraron un conejo y abofetearon al segundo opacando su brillo. Así cuenta la leyenda el nacimiento del sol y de la luna, así como también el origen divino de las pirámides como tributo a estos astros.
La Pirámide del Sol.
Son 264 hectáreas en total del área que corresponde a la visita pública a la cual se puede acceder por cinco puertas y que conduce a la zona de los monumentos, entre ellos a las Pirámides. Para iniciar este recorrido se ingresa por la puerta 1 y termina por la puerta 3. Se aborda un camino principal empedrado conocido como la calzada de los muertos que flanquea todo el recorrido para llegar a la Pirámide del Sol la cual se encuentra en el lado oriental de la calzada. Se erige majestuosamente desafiante por ser el monumento más grande de todo el complejo y el segundo de Mesoamérica. Su construcción data del período cultural tzacualli del I-150 dC. y posee una altura de 63 metros con una longitud de 225 metros, coronada en su cima o cúspide por un templo ceremonial.
Se empleó adobe para su construcción, se le revistió de estuco además de ser ornamentada por pinturas religiosas de vivos colores. La Pirámide del Sol y sus cinco niveles fueron construidos sobre un túnel o “cueva sagrada”, descubierta en 1971 por Jorge Ruffier Acosta, que según conjeturas puede tratarse de una cueva natural utilizada para rituales o ceremonias sagradas y que justifican la construcción de la pirámide sobre ella. Mediante exploraciones del túnel se comprobó que su final se ubica en el centro de la pirámide donde se encuentra una cámara que pudiera ser mortuoria según hipótesis.
La posición de alineación de la Pirámide del Sol con el Cerro El Gordo denota que fue sumamente estudiada por los criterios astronómicos que privaron en la planeación de la ciudad. Su apariencia actual corresponde a las labores de restauración que realizó Leopoldo Batres entre 1905 y 1910 en torno a la conmemoración del Centenario de la Independencia de México.
La Pirámide de la Luna.
Se encuentra situada al lado norte de la calzada de los muertos y constituye el edificio más antiguo del complejo. Resultó ser más pequeña que su compañera, la pirámide del Sol. En lo alto, en el cuadrante de la cúspide, se realizaban rituales en honor a la diosa Chalchiuhtlicue, diosa del agua regentora de la luna. No poseía cámaras interiores y las ofrendas eran puestas en su base. Su planta cuadrada mide aproximadamente 45 metros por lado. Su altura es de 45 metros, menor que la Pirámide del Sol pero construida en un terreno más alto por lo que a simple vista se igualan en altura. Pudiera haber funcionado también como observatorio donde los teotihuacanos observaban el movimiento de las estrellas.
La Pirámide de la Serpiente Emplumada.
Esta pirámide se encuentra en el conjunto de La Ciudadela, en la parte poniente de la Calzada de los Muertos. Es el tercer edificio en importancia después de la Pirámide del Sol y de la Luna. Tiene un carácter cívico religioso el cual se constituye en el corazón de la ciudad. La misma se halla a cierta distancias de las dos pirámides anteriores y fue descubierta en 1920. Erigida sobre una plaza cuadrangular de 400 metros por lado, su estilo de construcción responde al sistema de talud-tablero con siete cuerpos y cada tablero está ornamentado con las cabezas de Quetzalcóatl o la Serpiente Emplumada, dios importante dentro de la mitología mesoamericana responsable de la fecundidad de la tierra y de la vida, representado por una serpiente de cascabel con plumaje del pájaro Quetzal.
Alternándose con éste también se encuentran esculturas del dios de la lluvia y de la fertilidad, Tlaloc, pero también de las fuerzas avasalladoras y destructivas del agua y tempestades. Estas dos deidades eran las más importantes dentro de la cosmogonía de Teotihuacán. Estas esculturas en su época floreciente fueron decoradas con una hermosa policromía. La pirámide también posee un túnel con tres cámaras que pudieron funcionar como tumbas de personalidades importantes. Detrás de ella hay conjuntos habitacionales donde vivía la élite.
Aportes a la Arquitectura.
Es importante destacar la relevancia en los aportes a la arquitectura con el trazado urbanístico de la ciudad en forma de calzadas y en torno a ellas una calzada principal que conducía a los monumentos y flanqueaba toda la ciudad. Todo ello atendía a una cosmovisión particular de la ciudad y a los recursos que ésta le ofrecía a sus habitantes. Esta forma de ordenación urbana responde a dos criterios, uno religioso que tiene que ver con lo astronómico y otro con lo topográfico. La parte central de la ciudad se ajusta en torno a la posición de la Pirámide del Sol y la parte sur se organiza en torno a la Ciudadela.
Ambas estructuras marcaban el este y el oeste para así estructurar un calendario que permitía observar y planificar ceremonias y labores agrícolas. La planeación de la ciudad en forma de damero cuya confluencia eran en torno a los edificios principales denotaban un poder centralizado. Es de destacar igualmente la eficiencia en el sistema de provisión de agua para la ciudad y de desagüe.
También es importante resaltar el aporte y desarrollo del estilo de construcción de talud-tablero utilizado en la realización de las pirámides. La misma consistía en la colocación alternada de un tablero o plataforma sobre la cúspide de una pared con forma de talud inclinado. Esta forma de construcción se irradió e influenció a las demás regiones de México.
A grandes rasgos nos hemos adentrado a las características que hace de las pirámides de Teotihuacán como una de las maravillas construidas por civilizaciones que dejaron una profunda huella en la historia. Corresponde a las instituciones y a los investigadores seguir ahondando en los enigmas que encierra el origen de la majestuosa y monumental ciudad de Teotihuacán.